Ese es el lema de los arqueros, deben recuperarse en una competencia, concentrarse en su siguiente tiro y reunir el mayor puntaje con precisión y seguridad.

Una vez que han lanzado una flecha, especialmente si no lograron el tiro esperado, deben olvidarlo y seguir adelante.

Ese es el tema hoy, la persistencia, la mentalidad, y sobre todo la actitud.

Pase lo que pase, tenemos que continuar en esta competencia, la más complicada, esa que llamamos vida. No es tan fácil hacerlo, como lo es decirlo. De pronto tienes todo planeado, tu estrategia, haz trabajado duro por ello y surge ese factor externo, ese algo que no depende de ti. Sin embargo, ahí está el punto decisivo. Actuar rápido, dejarlo ir, y lanzar la próxima flecha.

El tiempo es clave, debemos ser rápidos para no perder el enfoque, no terminar dispersos o perder los objetivos, trabajos, metas, ideales, etc. Ese detalle de velocidad es lo que marca la diferencia entre un individuo y otro, entre el sujeto “Y” y “X”. El personaje “Y” es aquél que se pierde lamentando el rechazo, el plan que se arruinó, el proyecto que no funcionó, lo que no puede hacer, el bajo puntaje que recibió,  o cualquiera que sea el escenario. Esta persona es la que se aleja de la meta. En cambio, simulando que ambos experimentaran la misma serie de acontecimientos, la diferencia la define el sujeto “X” al responder de forma positiva, ambiciosa y con control emocional. Siendo persistente, y enfocándose en su presente.

Hay que lidiar con ello, así es la vida, no siempre es fácil. En mi caso, es algo que puede requerir mucho esfuerzo. Aunque, ese momento en que lo aceptas y lo entiendes, es ahí cuando realmente empiezas a vivir y trabajar en tus metas. De nada sirve compararse con otros si no vas a tomar lo que te puedan aportar. Tenemos que comprender que todos somos diferentes. Intenta superar los obstáculos, visualízalo como un reto, como apuestas a ser mejor y superarlos de la forma más creativa.

Gira la página, toma la próxima flecha, recupera lo que te será útil y no lo pierdas. Traza un camino más óptimo y sigue adelante. Siempre existirá el factor suerte, ese momento inesperado, esa persona que llegó para apoyarnos, algo así como un tiro al blanco, directo en el centro, y sin distracción alguna. Si esto sucede, sorpréndelos; que te encuentren con determinación, con todas las herramientas necesarias y la mejor actitud.

No siempre podemos controlarlo todo. Enfócate en lo que depende de ti.  Hazlo, ríete siempre. Este recorrido…la vida es como un viaje minuciosamente planeado y al mismo tiempo siempre improvisado. Siéntete orgulloso de todas esas ocasiones en que te has superado. Rodéate de personas que te motiven, en quienes puedas confiar y acepten tus rachas de tristeza o coraje para que puedas sentirlo, superarlo y seguir creciendo.

Continúa y no te detengas, toma una flecha más, ve por el siguiente tiro…un día a la vez…