Todos deberían sentirse, pensarse y vivir dueños de sus vidas. Sin importar sus ideologías, su físico, sus preferencias, o su estilo de vida, al final, nada de eso es relevante. Todos somos seres humanos con virtudes, defectos, habilidades y una lista interminable de adjetivos. Sea como sea, merecemos las mismas oportunidades, los mismos derechos y definitivamente, la misma libertad.   

Haré mi intento por no generalizar, pero mi enfoque tampoco es contra el sexo opuesto.  No es ese el tema de este escrito… pero sí lo es para invitar a las mujeres a concentrarse y no degradar a su mismo grupo. Lo que quiero decir es: Mujeres, tenemos que apoyarnos nosotras, creer y escucharnos con empatía y no con juicios de valor ni esas típicas frases denigrantes, que lo único que hacen es restar crédito a cada una. ¿Por qué? Porque si lo que se quiere alcanzar es la equidad, no hay peor expresión que una mujer atacando a otra o juzgándose entre sí.

Entiendo que hay frases arraigadas por costumbre, porque tenemos una vida escuchándolas y quizá inconscientemente poniéndolo en práctica. De cualquier forma, durante esta búsqueda de unión social y equidad, es responsabilidad de cada una de nosotras cambiarlo; y como dicen “El primer paso es la aceptación”, aceptemos que nos equivocamos, que a veces hablamos sin pensar, y aunque parezca lo más fácil, no debemos criticar… una vez que lo entendemos, de ahí parte el cambio. Es casi una obligación hacerlo. Por nuestro propio bien, no dudemos de las demás, no justifiquemos que si alguien es víctima de abuso o injusticias “seguro ella se lo buscó”.  No cuestionemos la integridad de otras, por considerar que de alguna forma, estamos exentas de una situación similar.

En esta vida todo pasa, y repito, sea como sea, todos respiramos el mismo oxígeno, día a día con un mismo sol, bajo la misma luna y hasta donde sé, compartimos el mismo planeta.

Hay diversos temas, situaciones contrarias y sin duda, mil y una excepciones para todo… pero sentir, pensar y hablar más allá de lo negativo, SI hace una diferencia. Tan sólo el hecho de intentarlo, SI significa mucho y definitivamente SI contribuye al cambio.

Es un recorrido largo y desigual, es trabajarlo en nuestras acciones diarias. Es un compromiso con nuestro poder de contribuir para mejorar.

Me gusta pensar que en algún momento, todos hemos sentido cariño, amor, valentía, fuerza, tristeza, miedo, valor, todo… todo eso que puede sentir una persona. Aquello que es tan intangible pero definitivamente comprendido por todos. Me gusta pensarlo porque es una forma de reivindicarnos como iguales y aceptar que la empatía es la mayor responsabilidad antes de hablar o actuar.

Por esto insisto, mujeres, chicas, colegas, compañeras, amigas, madres, empresarias, niñas, estudiantes, todas ustedes… nosotras, no dejemos de intentar hacer esa diferencia, de crear ese impacto, de seguir siendo escuchadas pero también de vernos y escucharnos a cada una. No denigremos este grupo tan valioso, diverso y fuerte. Ya hay suficientes obstáculos en el camino, como para que nosotras construyamos más… Y para los hombres, esta es una causa de ambas partes, no lo compliquen… únanse… háganlo por su amiga, su hermana, su mamá o por esa mujer importante en sus vidas, por ellas, únanse a este esfuerzo colectivo.

Indudablemente la vida es compleja y cualquier interacción social lo es aún más… somos cambiantes, somos irreverentes, somos pasionales, pero somos seres humanos y tan sólo esa última palabra nos regresa a tener los pies sobre la tierra. Mientras sigamos compartiendo este mundo, siempre se puede cambiar, crecer y vivir….vivir dueños de nuestras vidas.