Este mes de abril se cumplen 4 años desde que comencé este blog personal, en el cual decidí compartir experiencias. En retrospectiva, me siento orgullosa de seguir realizando este esfuerzo de tomarme el tiempo para pensar, sentir, y escribir. Disfrutando así, de algo que me apasiona desde que tengo memoria.  

Celebro cada reflexión que he compartido y también, aquellas que he conservado conmigo. Igualmente, celebro y agradezco a quienes han pasado por aquí a leer y ser parte de este espacio. 

Sin embargo, el contexto de esta ocasión es diferente, ya que, estamos viviendo una pandemia. Algo nunca antes visto en mi generación o la de mis padres, al menos no de esta magnitud.

Es una situación para la que nadie estaba preparado. Cada quien lo sobrelleva… o mejor dicho, lo sobrevive a su manera, como le sea posible. Por mi parte, afortunadamente, tuve la oportunidad de visitar a mi familia. Disfrutar tiempo con ellos y estar en casa. De alguna forma, esto me ayudó a regresar a la ciudad y reanudar mis actividades con otra actitud. Más optimista, más tranquila y también, feliz. 

Hasta el día de hoy me describía como una de esas personas activas, que hacen ejercicio, les gustan las actividades al aire libre y demás. Pero ¿y si no puedes hacer nada de ésto? Especialmente la parte de estar en el exterior. 

Es justo en ese momento, cuando empieza el reto de encontrar la calma. No solo la calma en el interior de tu casa, sino, en el interior de la mente también. 

Todos reaccionamos de forma distinta, pero usualmente pensaríamos: “no se puede estar encerrado”, aunque muy en el fondo, reconocemos que sí se puede. Seguramente no es algo que anhelemos o nos emocione mucho. 

Por ahora, estar en casa es una de las medidas de prevención más importantes. En consecuencia, cada vez nos volvemos más ingeniosos con las actividades del trabajo y/o recreativas. Descubrimos e inventamos formas de organizarnos, de hacer ejercicios en casa o de entretenernos. Como cocinar, leer, escribir, pintar, etc. 

Recordemos que no es solo un asunto de creatividad, es también de serenidad y de la mentalidad con la que aceptemos el reto. Que al final, se trata de cuidar nuestra salud.

Si estás pasando momentos difíciles, no te rindas, ¡sí se puede! lo superarás. 

Lo superaremos. 

No olvides que siempre hay una solución, aunque por momentos, parezca lo contrario. Confía, respira y acepta los momentos de desesperación también. Es normal no sentirse feliz todo el tiempo. Igualmente es válido expresar ansiedad, estrés o cualquier otra sensación que tu cuerpo necesite liberar. 

No somos perfectos, somos humanos. 

En el mejor de los casos, solo nos queda esperar. Con calma, sin enfocarnos en lo negativo o la cantidad de restricciones presentes. Siempre podemos ver el vaso medio lleno. 

Hoy celebro que estoy sana, que mi familia está bien y mis seres queridos se encuentran a salvo y cuidándose. Doy gracias por un año más escribiendo. Por reconocer que siempre hay algo para reflexionar y compartir. Las posibilidades son infinitas. 

Desde casa, celebro 4 años compartiendo experiencias en este blog. 

Sin duda, habrá mucho más que contar. 

Gracias por leer. Gracias por compartir.