Este escrito es con base en lo que mi “yo” del pasado -y presente- ha aprendido.
Tomando en cuenta los altibajos, los recuerdos, aprendizajes, anécdotas y mucho más.
Así que sin mayor preámbulo, aquí va:
1. Eres muy capaz:
Eres capaz de crear e inventar. Capaz de crecer, de mejorar y de sobresalir. Eres tan capaz como la persona de a lado.
Eres tan capaz como esa persona que admiras.
Eres muy capaz en lo que decidas ¡y más!
No todo es fácil, nada es gratis, no todo llega rápido. No te olvides que lo vas a lograr con la influencia de muchos y diversos factores.
Algunos que siempre deberás tener presentes son: Perseverancia, compromiso, respeto y disciplina.
2. Eres suficiente:
Por favor, no lo dudes ni tantito. No importa lo que digan los demás. Recuerda que tu valor no lo definen otros, lo defines tú.
Ya deja de comparar. Cree en ti.
Confía en que eres suficiente para lograr lo que tú te propongas.
3. Eres importante:
¡Grábatelo bien! Aprende estas palabras de memoria: Eres alguien importante.
Eres importante para tus seres queridos, personas que te rodean y te aprecian.
Eres importante en este mundo.
4. Eres una persona talentosa:
Lo eres a tu manera, con virtudes, capacidades, habilidades y talentos distintos.
A veces tienes talento con las palabras, también con la expresión corporal, en otras ocasiones encuentras tu talento desde el corazón y hacia afuera.
Eres una persona talentosa. Tanto así, que siempre podrás aprender algo nuevo.
Reconoce lo que no va, pero también reconoce lo que hay que conservar.
No te olvides que los talentos son heterogéneos, sin ataduras, ni restricciones ni definiciones perfectas. Inventa los tuyos…
5. Eres un ser humano:
No importa en qué situación te encuentres. No olvides que eres un ser humano, una persona de carne y hueso, no un robot ni nada similar.
Así como tú, hay millones. Recuerda que no eres mejor o superior que nadie: Todos por igual.
Tienes límites, tienes sentimientos, tienes tus momentos buenos y otros días que serán grises y oscuros.
Estás en este mundo para vivir y compartir. Así que vive y disfruta el recorrido.
Perdónate, quiérete y reconoce que eres un ser humano, una persona que nunca será perfecta en su totalidad. Justamente eso es lo más valioso.
Se vale volar, se vale caer, se vale soñar, se vale equivocarse, se vale llorar, se vale perdonar, se vale pedir ayuda.
Recuerda… en esta vida de locos, ¡todo se vale!
6. Un día a la vez:
Disfruta cada día. Al levantarte y al cerrar el día no te olvides de dar gracias por una oportunidad más. Toma una pausa.
Comparte esos buenos momentos. Comparte todas esas fuerzas y energías que puedas sentir con tus seres queridos y aquellos que lo necesitan.
7. No todo es permanente:
No todo es trabajo, no todo se representa con un número o una cifra monetaria. No todo es “tengo prisa” no todo es “ya”.
Aprovecha tus oportunidades y experiencias. No sufras las transiciones. Acepta que los cambios llegan y aparecen cuando menos lo planeaste.
Has vivido buenos y excelentes momentos. Recuérdalos y aprecia cada uno, que ya vendrán otros nuevos.
8. Olvida, perdona y sigue avanzando:
Arrepentirse no te da nada. No devuelve el tiempo, no cambia las circunstancias.
Así que no le dediques tu fuerza ni tu tiempo a ello, pero aprende lo necesario.
9. No llevas prisa:
No te apures… Sé paciente. Sigue trabajando esa parte. En serio, no puedes controlarlo todo, ni el tiempo, ni factores externos, ni a los demás.
No hay una lista que diga el cómo, cuándo y dónde. No hay una guía de tu vida… Así que, ¡relax!
Lo pequeño y fugaz también cuenta. Todo suma; los chispazos, un atardecer, un detalle, las miradas, un abrazo, una sonrisa y unas buenas carcajadas…
10. Habla:
No te quedes en silencio. No guardes palabras, sentimientos, o ideas.
¡No te cierres a nada! Así como das el consejo, también síguelo tú.
Finalmente, mientras haya vida todo se puede.