Hace poco leí una frase que me gustó mucho y me pareció acertada. Esta frase expresa que la vida se conforma de capítulos y no puedes modificarlos ni borrar aquellos que ya se crearon. Lo que sí puedes hacer es escribir nuevos.
En lo personal me pareció una buena comparación, quizá para algunos suene trillado o en realidad ya todos hemos escuchado alguna frase así. Sin embargo, a mi me encantó volver a pensar en el hecho de ver nuestra vida como si fueran capítulos de un libro. Inevitablemente tendrás que girar la página para seguir avanzando hasta llegar al final.
Hay que reconocer que uno siempre quiere arreglar todo. Aspirando a lo perfecto, ideal y cumpliendo expectativas. Nos enseñan a vernos bien, tener un desempeño sobresaliente y destacar siempre que se pueda.
Lo que olvidamos en algunas ocasiones es aprender a tolerar la frustración, caídas o decepciones; y muchos otros aspectos que parecerían negativos. Aunque, estos son momentos clave para el crecimiento. Así como para el aprendizaje y para adquirir muchas otras virtudes que vamos desarrollando a lo largo de los años.
¿Alguna vez has leído algún libro que desde el principio te cuente el desenlace? ¿Un libro en el que solo aparece el personaje y de pronto ya sabes todo?
Así como en cualquier libro, así es nuestra vida. Olvidamos que esta palabra tan fuerte: “fracaso” es parte de la otra palabra que nos encanta: “éxito”.
No podemos tener uno, si no hemos superado el otro…
La palabra éxito viene del latín exitus, que quiere decir salida o resultado. Por ello, no te parece lógico que para salir, ¿tendríamos primero que haber ingresado de algún modo?
Es decir, el fracaso es parte del éxito. Caíste para levantarte, lloraste para sonreír, después de la tormenta viene el sol y así consecutivamente en todas esas frases que ya conocemos.
Ni “fracaso” ni “éxito” son permanentes. Van de la mano y llegan uno detrás del otro para ir intercambiando de lugar. Nadie es perfecto o sobresaliente en absolutamente todo. Olvidemos los absolutos.
Recuerda, estamos aquí para crecer y aprender. Para intentar ser nuestra mejor versión. Lo cual significa que tenemos que reconocer nuestros demonios, errores, debilidades y demás. No solo reconocer, mejor dicho, aceptarlo.
Siempre vendrán más obstáculos. Al menos, siempre que quieras llegar al siguiente capítulo…
No te desanimes. Yo también me he sentido decepcionada, o triste o hasta afligida pensando que tengo muchos defectos o inseguridades. Pensando que cada vez que trato de avanzar, vuelvo a retroceder aún más que la ocasión anterior. ¿Y sabes qué? Es normal y está bien. Porque esto significa que me sigo moviendo, y solo así llegaré a otro punto.
Sigamos escribiendo nuevos capítulos, sin temores. Veamos qué pasa y qué tan lejos llegamos. Anímate a pasar los obstáculos… para descubrir qué sucede después.