¿Qué le dirías a tu “yo” del pasado?
Yo le diría que no se tome todo tan en serio. Que las etapas de la vida se van más rápido de lo que parece. Le diría que va por buen camino, que no hay prisa. Nada es tan importante, tan urgente… y no hay tal cosa como la perfección. Que al único que hay que complacer es al corazón.
Esta reflexión es un nuevo recordatorio para perdonarnos a nosotros mismos. Para darnos ese respiro pausado y reconfortante, que tanto merecemos.
La vida no es ir corriendo, no es ir triste, ni furioso. Ni con uno mismo, ni con los demás. La vida es para uno mismo. Para disfrutar las oportunidades, aprender a sortear y enfrentar los obstáculos y no desesperarnos.
Todas esas ocasiones en que nos equivocamos, (aunque suene imposible) realmente nos van a fortalecer. Es justamente en los momentos más difíciles donde tienes que levantarte. Eso es la grandeza de seguir aquí. Vas a levantarte una y otra vez.
Vaya que en ocasiones, se vienen los retos como una avalancha y levantarse ¡si que parece imposible! Justamente por ello es tan importante perdonarnos. Decir, “eso ya fue” y a seguir adelante. Porque lo esencial aquí, es aceptar que el pasado es pasado. No podemos cambiarlo. Pero en este presente, todo se puede.
Estas palabras, imagina que son como un abrazo, como una palmadita en la espalda que reconoce que vas bien. Hoy estás aquí por una razón. Más fuerte, con más experiencias y herramientas bajo la manga. Hoy puedes más que ayer.
No tienes que luchar estas batallas contigo únicamente. No te olvides de las personas que te rodean, de tus seres queridos en quienes puedes confiar y pedir apoyo. Pedir ese impulso que se necesita, o incluso, una sacudida. Oh, que va, ¿por qué no? una rica cena y como decimos por acá, un apapacho (o abrazo) al corazón.
Hay muchísimo en esta vida para disfrutar, y curiosamente, lo que parece pequeño o cotidiano es lo que más nos da. Nos llena de risas, de comodidad, de gozo y de experiencias que merecen ser compartidas.
Así que recuerda que todos vamos por este camino sin instructivo. Sin guía exacta de qué, o cómo actuar ante los retos y capítulos inciertos de la vida.
Ríe, goza, llora, grita… haz lo que tengas que hacer, pero deja salir las emociones. Porque las emociones reprimidas, no ayudan en NADA.
Entonces, no te lo tomes tan en serio. Reconoce que haces lo que puedes. Pasado es pasado, y hay que concentrarnos en dónde estamos ahora. A dónde hemos llegado. Qué hemos aprendido, vivido, y sobre todo, compartido. Aférrate a la oportunidad de tener un día más en este mundo. VIVE.
Todo esto es tiempo prestado. Perdonarte es otra forma de decir, “voy a estar bien”. Porque ciertamente: vas a estar bien.
Hoy, yo me perdono. Sé que cada paso, cada error, cada decisión me ha ido moldeando y espero tener la oportunidad de siempre seguir aprendiendo y claro, compartiendo experiencias. ¡Puro pa’ delante!