Al hablar con otra persona (o varias), te das cuenta que todos estamos igual. Todos estamos descubriendo quiénes somos, hacia dónde vamos y cómo llegar ahí. No todo es perfecto, no todo es como lo planeaste, no todo es fácil, ¿y sabes qué? eso está bien. Eso es normal. Eso es la vida. 

Todos estamos tratando de salir adelante, hacer lo mejor que podemos. Lidiar con días buenos y otros días más amargos, agridulces, y si, días tristes también. Pero no estás solo, no estás sola. Hablando te das cuenta que no eres la única persona pasando momentos de incertidumbre. 

Es normal dudar de ti. Todos en algún momento hemos estado en esa posición, en la que creemos no ser suficiente. Pero déjame decirte que vamos juntos en este camino. No vas a recorrer esta montaña rusa sin compañía. 

Hablar ayuda. Hablar nos da otra perspectiva. No está bien guardar los sentimientos, y eso… eso te lo digo por experiencia propia. Cuando externas tu sentir o eso que atormenta tus días, te das cuenta que decirlo en voz alta es como soltarlo. Es quitarte un peso de encima y admitir: No, no me siento bien hoy. Punto. Así. 

Pero, verás cómo hay alguien a tu lado que te va a decir, que: si vas a estar bien, que si vas a estar mejor, que ese sentir va a pasar. Lo vas a superar. Porque todo lo que sube, baja. Todo lo malo y lo bueno, todo pasa. Léelo una vez más: TODO PASA. 

Así que no te aísles, no te encierres, no te escondas, no pretendas. Habla.

Dilo como salga y como sea, pero dilo. Poco a poco sentirás como encuentras las palabras para sacar esas emociones y ese sentir. 

Esta vida es como ese signo de infinito, como  un “8” continuo. Que viene y va, va y viene. Pero siempre… siempre, y repito: siempre es más llevadero con alguien a tu lado. Con compañía todo es mejor. Hasta cuando uno no se siente bien del todo, aún con compañía es mejor. Hacer “nada” con alguien también es mejor. Estar… tan solo estar hace una diferencia muy grande. 

Por ello te escribo hoy, me escribo a mí misma, y le escribo a todas esas personas que en algún momento hemos sentido que “no damos una”.

Te escribo hoy para recordarte que sí eres suficiente, que sí eres capaz. Que sí vas a superar esos retos que ahora parecen imposibles. Te escribo hoy para decirte que habrá una solución. Te escribo hoy para decirte, que vas a estar bien. Todo va a salir bien. 

Mañana será otro día, y eso que hoy no te deja estar, mañana habrá pasado. Habrá disminuido, se habrá ido. Mañana se verá y se sentirá diferente. 

Por ello, habla lo que sientes, compártelo. Déjalo salir. No hay persona perfecta. No hay vida perfecta. No hay -NADA- perfecto. No intentes pretender algo que no es. 

Y aprovecho para recordarte que si en algún punto sientes que necesitas ayuda, más allá de solo hablar con un ser querido, siempre está la ayuda profesional. Siempre puedes buscar ayuda de un experto, ya sea terapia, psiquiatra, psicólogo, o lo que se ajuste a tus necesidades. Porque la vida no tiene que ser difícil. 

Se puede vivir bien, se puede vivir mejor. Hay medios disponibles para ayudarte y guiarte. Hay recursos que puedes utilizar para encontrar ayuda profesional y está bien. Si hay una solución. Estar en paz, sí es posible. 

Y una cosa más antes de terminar: Recuerda que las redes sociales no son reales.
Son solo versiones de nosotros mismos donde pretendemos ser algo que normalmente no somos. No somos perfectos, no somos felices todo el tiempo. No todo es maravilloso, ni exitoso ni fácil 100%. 

No lo olvides: Lo que ves en redes sociales no es la vida real.
Porque al final, créeme, que todos estamos igual en este mundo; sorteando los obstáculos, buscando salir adelante, un día a la vez. 

Así que ve con calma. Estás bien. Vas a estar mejor.

Vamos un día a la vez.