Un 21 de febrero dije “no puedo más”

Un 21 de febrero decidí pedir ayuda. 

Un 21 de febrero volví a empezar. 

Ya se cumple un año desde que empecé mi tratamiento en terapia por ansiedad y depresión. Lo digo hoy, si con orgullo, pero también con esperanza, de que sí hay un camino, sí hay una solución, sí hay una manera de estar mejor.

Definitivamente diría que no ha sido fácil. Con base en mi experiencia puedo decir que es un proceso de mucho trabajo en uno mismo, pero también, mucho trabajo hacia afuera, con los demás. Ha sido un camino de expresarme, de perdonar, de entender y lo más importante también, escuchar. Sé que me falta mucho por recorrer, pero voy poco a poco. 

Cuando lo digo, “un año” suena a que es bastante tiempo. Pero yo siento, que ha sido realmente poco. Ha sido muy rápido y sí, bastante difícil para mí; y repito, me falta mucho camino aún. Sin embargo, sé que voy bien, un día a la vez. 

Por ello, decidí compartir estas 10 reflexiones de lo que he aprendido hasta hoy: 

  1. No eres una persona defectuosa.
    Tener una condición de depresión no define ni disminuye tu valor y no lo determina de ninguna manera. Tienes muchísimo más para compartir y para enseñarle al mundo. Eres una persona valiosa, tanto como todos los que te rodean.

  2. No tienes que esconderlo.
    No es un diagnóstico para avergonzarse, ni sentir pena. No es algo que tengas que esconder. Eres una persona única y diferente, y eso está bien.
    Acaso ¿hay alguien perfecto en este mundo?

  3. Tenemos que hablar de salud mental.
    Incluso si hace sentir incómodos a otros, es hora de poner el tema sobre la mesa. Escuchar a personas cercanas a mí hablar de terapia, salud mental, depresión, etc., fue uno de los factores determinantes que me alentó a pedir ayuda cuando más lo necesitaba. Y eso…me devolvió la vida.

  4. No le debes explicaciones a nadie.
    Por alguna razón yo sentía que tenía que justificarme, o presentarme de la mejor manera ante todos los demás. Ser una versión sin errores, sin cambios, sin caídas, sin dudas. Pero no es así. No le debes explicaciones a nadie de lo que haces o no haces. Es tu vida, tus aprendizajes y tus experiencias. Sea como sea, solo debes ser fiel a ti.

  5. No hay culpables.
    Tu diagnóstico no es culpa de nadie. Atenderte sí está en tus manos. Llevar un tratamiento sí está a tu alcance. Luchar por estar mejor, sí es una posibilidad. Hay quienes no saben cómo lidiar con el tema de la salud mental, y es totalmente comprensible. No puedes juzgar a otros, por no actuar como tú quisieras que lo hicieran. No puedes culpar a una sola persona, porque la realidad es que ni siquiera hay culpables. Esto no es algo que se asigna como castigo, ni mucho menos. Esto no depende de otros. Nadie en este mundo lleva una guía consigo de cómo vivir o cómo actuar ante ciertas situaciones. Todos vamos sobre la misma brecha descubriendo para qué lado podemos andar mejor.

  6. Los escenarios en tu cabeza no son reales. 
    Deja que las cosas sucedan. Dale la oportunidad a otros de elegir sus propios diálogos y reacciones. No pienses por los demás. Ponle un alto a esos escenarios fatídicos que lo único que hacen es alejarte de las personas que te quieren. Ese darle vueltas a todo es la ansiedad hablando por ti. Eso solo te aleja de situaciones que si podrías disfrutar. Así que: respira, calma, y adelante. 

  1. No te exijas tanto.
    Bájale dos rayitas a las expectativas. Crees que tienes que hacerlo todo bien, pero no es así Nemo. Recuerda: “Eres igual a todos”. Los demás pueden equivocarse, ¿pero tú no? ¿Qué define que tú tienes que hacer todo bien?
    Con esto de las redes sociales, presentamos la mejor versión de nosotros, y vemos solo la mejor versión de los demás. Y eso, de -real- tiene en mi opinión, como un 20%.  Así que no uses las redes sociales como tu escala de éxito. No vas en una competencia contra reloj. Bájale…

  2. Acércate a tu familia.
    Con “familia” me refiero a lo que sea que esa palabra representa para ti. Tú defines y sabes, quién es tu familia.
    Hace poco alguien me dijo que la familia es el clan. Que el clan es tu base. Y que cuando uno se siente perdido de alguna manera, regresa a la base. Se acerca al clan. Porque es ahí donde estás en plena confianza. Con tu clan, no necesitas pretender en lo absoluto.
    Porque a veces, lo único que necesitamos… es un abrazo y que te digan, que vas a estar bien. 

  1. Vas a seguir avanzando.
    Si, ya lo sé… a veces parece que vas hacia abajo y en picada ¿¡de nuevo!?
    Pero en esta ocasión es diferente. Ahora tienes más herramientas para volver a recuperar el equilibrio. Tienes más recursos a tu alcance, y aunque sí puede ser difícil… verás como encuentras el camino de nuevo. Porque los obstáculos van a seguir apareciendo, pero poco a poco irás superando uno a la vez. Y ahora, con más fuerza, más serenidad, y más luz.

  2. Por definir… 

Confieso que compartir diez reflexiones me pareció fácil… Un número cerrado y casi casi como si fuera una buena calificación: “10/10”. Pero la verdad es que cada uno de estos puntos me costó bastante…mucho… ¡muchito!

Porque aunque parece que te los voy compartiendo a ti, en realidad, son recordatorios para mí. Son reflexiones que he ido aprendiendo (y de pronto olvido). Son reflexiones que para decirle a otro son muy fáciles, pero cuando se trata de uno mismo… ¡Ufff! ahí ya se complica la cosa. Porque del dicho al hecho, hay mucho trecho, como dicen por ahí. 

Así que, no voy a cerrar el número 10. Porque aunque cumplí ya un año en este proceso, sé que falta mucho más por aprender. Pero sobre todo, falta mucho más por creer. Por confiar en uno mismo. Y eso no es algo que se consigue de un día para otro. Además, eso está bien, porque así es la vida. Es un proceso continuo de aprender y compartir. 

Espero que de alguna manera, al escribir y hablar de mi experiencia, tú también encuentres una respuesta. Quizá no necesariamente para ti, pero podría ser para alguna persona cercana a ti. 

Y alguna vez, unos pocos meses antes de ir a terapia logré articular lo que sentía y dije que me había perdido. Dije que no sabía cómo encontrarme o armarme de nuevo. Dije… no sé dónde estoy… dónde está esa Gaby…

Pero hoy te puedo decir, que la encontré de nuevo. Que me encontré de nuevo. Que estoy armando una mejor versión de mí, por mí, para mí. 

Si hoy de alguna manera sientes que te has perdido un poco en el andar, recuerda que si hay una solución. Si hay una manera de sentirte mejor. Si hay un tratamiento para eso que estás sintiendo y no te deja ser.
Recibir ayuda profesional es una respuesta. Si necesitas ayuda de algún modo, escríbeme, háblame, acércate. Porque así como yo lo hice. Tú también puedes volver a disfrutar de todo lo bonito de esta vida. Tu también mereces todo lo bonito de esta vida. 

Recuerda: Hay momentos en los que hablar ayuda, pero escuchar ayuda más. 

Sigamos compartiendo experiencias, un día a la vez. 

En esta ocasión, gracias a mi clan, que se conforma de muchas personas, pero también, gracias a ti por leerme.