No hay nada más difícil –por expresarlo de alguna manera– que reconocer que cuando nos aconsejan o nos tratan de apoyar, uno no escucha. No del todo. No siempre.

Sin embargo, la vida pasa y después uno termina repitiendo este cliché de como todo se acomoda por sí solo, en su justo tiempo. Esto último se vuelve un reto para personas como yo, impacientes, analíticas, organizando todo a futuro y planificando cada paso. Eso de esperar, de aceptar los tiempos que uno no controla, de reconocer que vendrá algo mejor. Eso resulta complicado. Sigue siendo mi mayor reto día a día.

Por eso me doy el tiempo para mi práctica de yoga, danza, mi fe y mi gente. Porque sé que necesito ese apoyo y esas herramientas para –intentar– dejarme llevar, como dijo mi hermano menor: “como la marea, como las olas”.

Aprendí la lección. Viví la lección. Sólo así entendí que la respuesta está en creer. Creer en uno mismo. En nuestras capacidades y fortalezas. Aceptando también que debemos trabajar en lo que llamamos áreas de oportunidad. De esta forma otros van a creer en nosotros y entenderemos lo que aprecian al conocernos, al formar parte de nuestro entorno. Sólo así puedes aprender y avanzar.

Tienes que creer en ti.

Los consejos, dependiendo de quién vienen, hay que considerarlos. Escuchar, pensarlo y quizá tomar lo que realmente nos funcione, según el contexto.

Viene un cambio importante en mi vida, en mi rutina y mi profesión. En este momento es justo lo que quería (y necesitaba). Me tomó por sorpresa como se fue formando hasta ser una realidad. Hoy me siento agradecida de tener la oportunidad de vivirlo. Además, sigo siendo afortunada por las personas que vienen como parte del cambio y ya me han demostrado su apoyo, su amistad y su presencia.

Admito que siempre me lo dijeron, el factor suerte es esencial, las oportunidades llegan mientras uno las busque y debes estar preparado para tomarlas… pero más importante, estar preparado para perderlas.

Yo sé que si me lo dijeron: vendrá otra oportunidad, no te apresures, tienes el talento, viene algo mejor, los momentos de crisis son para darte un impulso, más fuerza; realmente ahí está el aprendizaje, equivócate; nada es tan grave, no pienses negativo, escucha, respira…

Por estas frases, a mis pilares, mis mentores: Gracias por el apoyo incondicional. Por hacerme ver cuando quiero cerrar los ojos. Por escucharme cuando prefiero no hablar. Por entenderme cuando no sé cómo explicar. Por motivarme y por compartir sus experiencias, por esos “te lo dije”.

Gracias por hacerme creer.

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CDMX

Y para ti que me lees, yo te lo digo: Cree en ti.  

Escucha a quienes valoras y aprecias. Escúchalos porque te conocen y están compartiendo contigo otras perspectivas, emociones y experiencias. Confía.

Si necesitas pasar por eso que yo nombro como: momento oscuro, hazlo. Experimenta tus sentimientos, frustraciones y demás. Vívelo, llóralo y déjalo ir. Líbrate de esos impedimentos para que puedas pensar con claridad y avanzar.

Después vas a reírte de la vida, o vas a darte cuenta de cómo superaste lo que creías imposible o tan catastrófico. Así me siento hoy y aunque me esfuerzo en evitar los obstáculos, estoy en el proceso de aceptar que son parte de mi vida y mi formación. Esas vivencias me hacen ser yo. Y ya sé, ya sé que si me lo dijeron. Ahora yo lo repito: 

Vendrá algo mejor… y es verdad.