Últimamente he reflexionado más sobre los cumpleaños. Será que, como dicen, ¿me está pegando la edad?
Siempre me han gustado mis cumpleaños. Es un día especial donde todo se trata de mí (dejando de lado la modestia). Pero más allá de que se trate de mí, ese día me gusta reflexionar otro poco. Porque es algo que casi hago en automático, yo reflexiono 24/7. Pero en mi cumpleaños, me gusta pensar en dónde me encuentro y qué estoy haciendo en ese punto de mi vida. Me gusta celebrar otra oportunidad de equivocarme, de seguir aprendiendo y de reconocer, que verdaderamente, no sé nada.
No solo me gusta mi cumpleaños, también me gustan los ajenos. Justamente porque se vuelven un recordatorio acerca de la presencia de otras personas en mi vida. Además de que puedo usar su cumpleaños como excusa para darles un buen discurso, donde les comparto nuevamente y a detalle, lo que pienso, lo que les agradezco y lo que les aprecio.
Damos por hecho un cumpleaños, celebramos o quizá hay quienes los desprecian o les aburre. Pero sin duda, no todos recibimos ese día del mismo modo. Sin embargo, es un día que en mi opinión se debe celebrar. Porque hay quienes no llegan a otro cumpleaños. Porque la vida no nos avisa si tendremos otro año más en este mundo terrenal. Porque no sabemos qué nos depara el futuro, ni a nosotros mismos ni a quienes nos rodean. Así que celebremos el cumpleaños, cada quien a su manera.
Celebremos la vida, y las oportunidades que nos regala. Celebremos no un número, sino las experiencias, los errores, los aprendizajes, las risas, los retos… Celebremos los momentos compartidos. Un cumpleaños es para celebrar a todas esas personas que han llegado a ti.
Un cumpleaños es sentirse querido, y recargar energías con cada sonrisa, cada mensaje, cada felicitación, cada abrazo. Con cada persona haciéndose presente. Pero también un cumpleaños es mirar hacia adentro. Para así, poder reconocer lo que has madurado, lo que has cambiado, lo que has aprendido. Porque repito, la vida es un aprendizaje constante. Para mí, la vida es aprender hacia afuera, y lo más difícil, aprender de uno, hacia adentro.
Ya viene Marzo. El mes de mi cumpleaños. Hoy más que nunca, estoy lista para ese día. Aunque hace poco yo pensaba lo contrario, y seguía dudando. Tenía miedo de los cambios, o de la falta de ellos. No sabía si hacía lo correcto, normalmente nunca lo sé. ¿Pero y quién sí sabe?
¿Quién soy yo para querer todas las respuestas? Soy solo un ser más, un simple mortal en esta tierra. Aún así, soy una persona más, que quiere disfrutar de ese día, el cumpleaños. Quiero dar gracias principalmente a las personas que me han tocado el corazón. Por quienes me rodean, quienes me quieren, me valoran y me permiten ser parte de sus vidas de una u otra forma. Doy gracias por esta vida, por otro día, por otro año. Te doy gracias a ti que me lees. Que de cierta forma me acompañas en esta reflexión.
Quiero pensar que aún falta mucho por vivir… muchos cumpleaños más que celebrar. Incluso si no fuera así, vamos a concentrarnos en el hoy. Ya mañana, será otro día.